16.8.13

LUIS M. HERMOZA: Principio y fin



 LUIS M. HERMOZA: Principio y fin

Luis M. Hermoza (Lima, 1977) publica en la Ciudad de México el primer poemario cornelista, Pueblo Joven, bajo el sello de la Cátedra Miguel Escobar. A la salida del metro Polanco, consigo diez ejemplares. Guardo la mitad en una maleta y la otra mitad la ofrezco a varios amigos. Es tiempo de entrevistarlo. De que hable y diga realmente qué piensa. De que continúe predicando el cornelismo y nosotros, lectores astutos, retrasemos la vuelta al origen. Es tiempo de que el caos reine—como dijera el zorrito de Antichrist. Y nada sea como antes, nunca más.
 
París  
Pueblo Joven nació en París y es un libro que está íntimamente ligado a esta ciudad. Comencé a escribirlo en primavera de 2010, año en que llegué desde Barcelona, y ese mismo verano ya lo había finalizado. A continuación, desde luego, vinieron meses de correcciones que, en todo caso, no fueron sustanciales, ya que había dado con el sentido vital del libro desde el primer poema. Lo que me sorprendió fue que lo finalizase en tan poco tiempo y más aún tener propuesta de publicación seis meses después. Todo se dio muy rápido y todo comenzó con mi llegada a París, capital del mundo a la que llegan millones de personas persiguiendo sus sueños. Por mi parte, el hecho de aislarme de mi estilo de vida barcelonés, repleto de juerga mediterránea, y recluirme en mi primer invierno parisino, a -7 grados, sintiéndome totalmente anónimo y rodeado de gente anónima, me hizo sentirme libre para crear, decir y escribir lo que quisiera. Nunca me he sabido o sentido un condicionado, al contrario, sin embargo, debo reconocer que el provincialismo barcelonés, con sus argollas y sus puñado de “élites”, llegó a saberme muy pesado y limitador. Con el paso del tiempo y la distancia, veo esto más claro. Sea como sea, desde mi llegada a París, mi producción literaria aumentó significativamente y me he puesto a escribir cosas que en Barcelona ni hubiera imaginado siquiera.

Ideas  
Pueblo Joven es una visión futurista cargada de pesimismo sobre nuestras civilizaciones que no tienen otro destino más que el Kaos. Parece paradójico, pero el ser humano, incluso con sus mejores intenciones, ha trabajado desde siempre para destruir, destruir su entorno y, en consecuencia, destruirse a sí mismo, al punto de que sus acciones de regeneración no han dejado de ser más que simbólicas. Pueblo Joven es, pues, el libro de un pueblo que se está gestando en medio de ese Kaos, es un pueblo nuevo con costumbres, modos, creencias, traumas, obsesiones viejas, es decir, el pueblo de siempre. Dentro de esta realidad, anida asimismo la entrega necia y egoísta a los placeres (acaso la opción más inteligente) y así como la postura más arrogante de un ser que cree que puede cambiar, hacer y deshacer todo a la medida de sus deseos y/o caprichos. Muestra son precisamente el poema de introducción y clausura del libro. El primero que nos presenta un paisaje propio de una batalla finalizada, en el que se pueden ver aún sus vestigios, como «buques de guerra como sombras de madres», «viejos amigos ahogados flotando boca arriba»; todo esto en una playa cuya fauna ajena no es otra cosa que la muestra del desorden «palomas ardillas», gaviotas «plateadas y encendidas por el fuego azul de nuestros ojos»; y en el seno de dicha situación el humano entregado a los placeres «coca cigarro/ harto trago/ y tú/ y yo/ sobre la arena». El poema de clausura, por su parte, finaliza el libro a modo de enumeración de los poderes alucinados de una especie (la humana) que se cree súper poderosa e inmortal. Estos poderes van desde aquellos cercanos a nuestras fantasías circenses: «Podemos doblar barrotes con las manos/ romper vidrios con los dientes», pasando por otros más hollywoodenses («hacer polvo las rocas con los dedos»), otros más cristianos («mover montañas»), otros más surrealistas («derribar aves de hierro de un escupitajo/ apagar volcanes con la orina»), y otros más cercanos («secar los lagos/ bebernos hasta la última gota de las fuentes/ (...) hacer huir los animales»); en medio de una consciencia ciega de posesión («mirar el horizonte saber que es nuestro/ porque sí es nuestro n u e s t r o/ que es lo mismo a MÍO pero...») Es cuando aparece la naturaleza, reina madre del Kaos, superior a aquel que puede producir cualquier ser viviente, a poner orden de un solo golpe y traer el silencio que no podremos oír.

Referencias  
Prefiero no decirlas.

Cornelismo
Pueblo Joven tiene mucho que ver con el Cornelismo. De hecho, me gusta subtitularlo el primer poemario cornelista. Sin embargo, lo escribí hace 3 años y el cornelismo ha seguido avanzando. Por lo que el libro es el testimonio de mi visión cornelista del mundo y el devenir de la humanidad de esa época. Específicamente, Pueblo Joven intenta recrear la última humanidad en gestación, de la que creo estamos cerca. En medio del Kaos, el ser humano se siente todo poderoso mientras avanza hacia su extinción. La belleza máxima que el Cornelismo anhela, el éxtasis del vacío.

Poesía
La poesía está en su mejor momento. Lo digo porque, pese a que el sistema social parece rechazarla, expectorarla con firmeza, ningunearla, siguen apareciendo jóvenes y no tanto, como guerreros que se enfrentan en desventaja técnica y numérica a su enemigo en su última batalla, que se entregan a ella y la crean de manera obstinada y concienzuda. Esto impregna la poesía de fortaleza y de autoridad, como no sucedía en décadas. Lo que explica la violencia social del rechazo al poeta, que lo condena inmediatamente al fracaso y marginalidad; a la vez la censura y temor institucionalizado hacia la poesía, que a estas altura empieza a ser incluso policial en el seguimiento de blogs político-literarios; en todo caso, ambas realidades manifiestan un inmenso respeto hacia la poesía. Lo que está en problemas es el mundo editorial de la poesía. Creo que, en el contexto hispano-hablante, son México y Chile países donde la producción poética va de la mano con la editorial y donde no es extraño encontrar editores que apuesten por poesía. Sobre Argentina no me puedo pronunciar porque no estoy muy al tanto. Sin embargo, Perú, por ejemplo, se ha convertido en un lugar donde sólo publica quien paga su edición y en donde parece que el papel del editor ha quedado relegado al del ‘imprentero-distribuidor’. Lo que no es más que una visión tergiversada y grotesca del oficio. Entonces, la edición pasa a ser un negocio y el de la poesía ¡uno de los peores! En España, por su parte, si bien no es usual la auto-edición en poesía, pasa algo distinto. Con leyes que parecen destinadas a ahogar la edición independiente, el editor independiente de poesía ha sido sistemáticamente eliminado, al punto que los que todavía quedan y aparecen toman el papel casi de mesías. El problema está en que parecen tener del cuello al poeta y, por ende, la historia de la poesía del país. Los vemos, pues, ahí, mimados, agasajados, amados por todos aquellos que se les acercan con intención de publicar. Y los vemos, también, publicando a quienes los miman, agasajan y aman. Algo que es entendible, pero que la cantidad más bien simbólica de ellos hace peligroso.

Planes
Ahora lo que me interesa es publicar Pueblo Joven II, libro que he finalizado hace unos meses. Y también llevar a cabo otros proyectos, como la publicación de mi primera novela que pese a haber quedado finalista en 2 concursos, sigue inédita y seguir escribiendo mi segunda novela. Y, desde luego, alimentar más el Cornelismo Internacional. Visiten, descubran y difundan el blog del Cornelismo. 

 [Foto: Cortesía Luis M. Hermoza]